viernes, 4 de octubre de 2019


EL JABÓN TESTIGO MUDO DE LA HISTORIA

                                       Por  Ernesto Jauregui Rodríguez   T.Q.L.

                                                                                                          Imagen de silviarita



Los jabones son hoy por hoy, nuestros compañeros inseparables en nuestra vida diaria. En cualquier lugar del mundo los podemos encontrar, en una gran variedad de formas y tamaño, y cuando se nos terminan, es tan simplemente como ir ya sea a la tienda de la esquina, o aun gran supermercado y adquirir un poco más.



Tal vez nunca no hemos imaginado lo que sería vivir sin ellos, quizá sea porque damos por hecho su existencia y la verdad sea dicha de paso es que nuestro mundo se volvería caótico sin su existencia.
Miles de años atrás, las cosas eran distintas, la vida de nuestros antepasados no era tan simple y confortable como la que podemos disfrutar actualmente.

Hace muchos siglos, no existían los jabones, como lo conocemos hoy. Cuando se hicieron los primeros jabones estos eran muy rudimentarios, apenas y llagaban a ser pastas semi liquidas que cumplían a medias con su función de quitar la suciedad. Esto debido a que se desconocía el porqué, y el cómo actuaban, ya luego, con el paso del tiempo fueron evolucionando hasta ser lo que son ahora.

Durante su largo recorrido, fueron testigos mudos de acontecimientos, que han dejado hondas huellas en la memoria del ser humano, tan profundas que parecieran surcos hechos en tierra de labranza.
El jabón influenció de una manera brutal a las sociedades, tanto o más de lo que lo hizo la máquina de vapor en la revolución industrial.

La primera pregunta que nos debemos de formular antes de seguir es, ¿que son los jabones?
En términos muy simples y fáciles de entender, los podemos describir como la síntesis alcalina de un ácido graso. El proceso comienza cuándo a las grasas de origen animal, o al aceite vegetal, se le agrega una base alcalina.

Las grasas de animal, o el aceite vegetal, están formados de ácidos grasos, y de glicerina. El ácido graso se combina con la base alcalina, ya sea hidróxido de sodio o hidróxido de potasio, para formar el jabón, y la glicerina, queda como un subproducto. A esta reacción se le denomina saponificación, o desdoblamiento hidrolítico, y es una reacción exotérmica.

El termino saponificación se refiere a la hidrolisis alcalina de los esteres de ácidos grasos.

                                                                Imagen Ernesto Jáuregui 

Para conseguir un producto de excelente calidad, es necesario calibrar las cantidades de solución alcalina y grasa o aceite. tal y como lo afirmó el bien nombrado padre de los jabones, Michell Eugene Chevreul en su tratado Recherches chimiques sur les corps gras d´orígenes animale (Investigación Química Sobre sustancias grasas de origen animal) publicada en parís en 1823. El Químico francés, al elaborar la teoría de la saponificación, afirmó, que esta es el resultado de una relación química muy precisa( Eugene CH., 1823).

Si en la mezcla hay un exceso de grasa o aceite, el resultado será un jabón blando y aceitoso, por el contrario, si hay un exceso de hidróxido de sodio, el jabón quedara demasiado alcalino, siendo perjudicial para la piel.



                              LOS PRIMEROS MÉTODOS DE LIMPIEZA



La necesidad de limpiar parece tan antigua, como las civilizaciones mismas. De tal forma que, durante miles de años, el ser humano se las tuvo que ingeniar para sacar la suciedad de sus ropas.  Diversos métodos físicos fueron utilizados para lograr este fin. las prendas de vestir se lavaron pisándolas, restregándolas, o golpeándolas, a orillas de los ríos y estanques. Otra técnica utilizada fue la de introducir sus vestimentas en bolsas resistentes, que se ataban a una cuerda, y posteriormente, se arrojaban a las corrientes de los ríos y arroyos, el principio era muy simple y elemental, se forzaba el agua a pasar a través de las prendas, de este modo la fuerza mecánica del paso del agua a través de las fibras era lo que en realidad les permitía eliminar la suciedad. Un método similar, fue utilizado por los marineros en los barcos, que tenían que hacer largas travesías por los océanos.


Algo más que se intentó para sacar la suciedad a las prendas, fue el hacer uso de sirvientes, que pateaban la ropa sucia en el agua del río, hasta dejarla limpia, a este método de limpieza se le conoció como pie de doncella.
                                                                    imagen Ernesto Jauregui 

Homero poeta griego, que se cree vivió en el siglo 8 antes de cristo y autor de la Ilíada y la odisea, en uno de sus relatos da testimonio de tal método.
El uso de la planta conocida como saponaria, fue una de las alternativas utilizadas en el lavado de prendas de vestir, mucho antes de la aparición de los primeros jabones No existen registros de cómo es que se descubrieron las propiedades limpiadoras de esta planta.

                                                                                            Imagen de Ernesto Jáuregui 

La Saponaria conocida también como jabonera, o jabón de la gitana, durante la fotosíntesis obtiene unas moléculas hechas con una cadena de azúcares y esteroides, que se llaman saponinas.  Estas saponinas, tienen una alta capacidad de formar espuma cuando se mezclan con el agua. 


                                                                 Imagen Ernesto Jáuregui 


La saponaria officinalis Es una especie originaria del sur de Europa y el sudeste asiático, pero podemos encontrarla prácticamente en todo el mundo, Y crece en abundancia cerca de los arroyos.  La forma más sencilla de obtener los efectos detersivos de esta planta es machacar las hojas y raíces y agitarlos en agua, de esta forma se generará una importante cantidad de espuma que es un excelente limpiador.

En la actualidad aun es cultivada por muchas culturas, y es considerada uno de los mejores limpiadores de tapicerías que existen, otra planta utilizada con propiedades detersivas fue el copaxocotl (Sapindus mucorosi) y la xiuhamolli, utilizados en México y centro América desde tiempos ancestrales.


   ALUSIONES AL JABÓN LAS PODEMOS ENCONTRAR EN INFINIDAD DE TEXTOS

Discórides, médico, farmacólogo, y botánico de la Antigua Grecia, nacido en anazarbo cilicia, actualmente Turquía. Aseguraba que los egipcios tenían una palabra para designar a la saponaria officinalis que era oeno, Discórides hace un razonamiento bastante interesante y lo plantea de la siguiente forma; si podían nombrarla, seguramente también conocían y se valían de sus propiedades.

                                                          Imagen de Ernesto Jáuregui 

Galeno de pérgamo, médico, cirujano y filósofo griego, menciona al jabón para el lavado de prendas de vestir, como medio curativo, y para la higiene personal.  Galeno Afirmaba que la limpieza tenía un efecto curativo en las enfermedades de la piel.
                                                        Imagen de Ernesto Jáuregui 

Gaius plinius secundus, mejor conocido como Plinio el viejo, científico, naturalista, militar, escritor romano, y contemporáneo de Jesucristo, aseguraba que el jabón era un invento galo, según escribe Plinio, se fabricaba con cenizas de haya y sebo, o grasa de jabalí, al que llamaban sapón, y lo usaban, para teñirse sus largas melenas de rubio o pelirrojo.
Los celtas usaban grasa de cabra y cenizas de abedul en sus jabones.
Más alusiones al jabón las podemos encontrar en la misma biblia.

Jeremías profeta hebreo, escribió en la biblia, Aunque te laves con lejía, y amontones jabón sobre ti, La mancha de tu pecado estará aun delante de mí. (Jeremías 2:22) (De Reyna & De Valera, 2009)

Malaquías el ultimo profeta del antiguo testamento también lo cita de la siguiente forma; porque él es, como el fuego purificador y como el jabón de lavanderos. (Malaquías 3:2) (De Reyna & De Valera, 2009)
Cuenta una leyenda romana que el jabón fue descubierto por un grupo de mujeres, que lavaban sus ropas en el rio tiber a las faldas del Monte Sapo, en Italia.
La leyenda cuenta la historia, palabras más, palabras menos, de la siguiente forma:
El agua de la lluvia se mezclaba con la grasa y ceniza de los animales sacrificados en la cima del monte, después escurría por sus laderas hasta llegar al rio, donde las mujeres que regularmente lavaban en la orilla del río, comprobaron cómo sus prendas quedaban especialmente limpias con el agua de esa zona.

Todo apunta a que esto es una simple leyenda, pues no existe registro alguno del monte sapo.
Algunos creen que la palabra saponificación tiene su origen etimológico del mítico monte sapo, al igual que la palabra Sapone, Que en italiano significa jabón.
                                                          Imagen de Ernesto Jáuregui 

La receta más Antigua para elaborar el jabón fue encontrada escrita en unas tablillas de arcilla en la región del Sumeria, en la Antigua Mesopotamia, y data de 3000 años antes de cristo. Una mezcla de aceite con potasa o soda, resinas y sal, se ponía a hervir, de este modo se obtenía una especia de pasta, que se usaba sobre todo para tratar fibras textiles o piel.

2800 años antes de cristo los chinos ya se valían de las cenizas de la centinodia y del ajenjo para quitar la grasa y suciedad a sus prendas.  Para el final de la Dinastía Zhou, encontraron la forma de perfeccionar este jabón primitivo, a las cenizas que ya se utilizaban se les añadió caracolas molidas, de esta forma obtenían una especie de jabón alcalino, que usaban para limpiar la seda.


                                                                 Imagen de Ernesto  Jáuregui 


Edwin Smith en 1862 Descubrió entre los restos de una momia en la tumba de Assasif, en Luxor, en Egipto, el papiro de Ebers.
En el papiro, se hace referencia a la utilización de una sustancia jabonosa, consistente en una mezcla de agua, aceite y ceras vegetales o animales, que era empleada para el lavado del lino y el algodón, y como tratamiento médico para enfermedades de la piel. Este papiro está fechado en el año 8 del reinado de amenhotep primero, al rededor del año 1500 antes de cristo. 
                                                                  Imagen de Ernesto  Jáuregui 


Poco después, Edwin Smith vendió el papiro al egiptólogo alemán Georg Ebers, al que debe su nombre y traducción. El documento Actualmente se conserva en la biblioteca universitaria de Leipzig, En Alemania.
La receta que dejaron los sumerios, fue perfeccionada por los ciudadanos de Alepo, y daría como resultado el jabón más puro del mundo, que en la actualidad se sigue produciendo en aquella milenaria ciudad, su elaboración se llevaba a cabo en rudimentarias fábricas enterradas hoy bajo sus ruinas.

Los jabones elaborados en Alepo estaban hechos con una mezcla de aceite de oliva y de laurel, con hidróxido de sodio, y agua pura de manantial. el resultado era una pasta que reunía las propiedades hidratantes y suavizantes de la oliva, y la antinflamatoria y antiséptica del laurel.

Cuando Alepo empezó a producir sus primeras partidas de jabón los fenicios ya fabricaban una amalgama semi- líquida con estos mismos ingredientes.

Tal vez los pobladores de Alepo no fueron los primeros en producir el jabón, Pero sí fueron los primeros en darle la forma dura y cuadrada.
En Sidón, la tercera ciudad más grande de Líbano, situada en la costa mediterránea, 40 km. al sur de Beirut, y que hoy lleva el nombre de Saida, en una vieja casa de más de 400 años de antigüedad, se encuentra el museo del jabón. Entre sus paredes visiblemente deterioradas por el paso de los siglos aún viven los recuerdos de aquellos días gloriosos, en los que la milenaria ciudad proveía a todo el mediterráneo de tan apreciado bien. El jabón que se fabricaba en Alepo, Sidón, e incluso en trípoli, tuvo un éxito sin precedentes por aquellas fechas, y los fenicios, que eran comerciantes por naturaleza, fueron quienes lo llevaron a todo el Mediterráneo hacia el año mil antes de cristo. Ciudades como Egipto, Cádiz, Cartagena, Nápoles o Marsella recibieron con agrado las primeras partidas de este oloroso Producto. Los habitantes de esta última ciudad “Marcella” se guardaron para si la receta, y siglos más tarde empezaron a hacer una copia de este jabón, que se convertiría después en el famoso jabón de Marsella

                                                                        Imagen de Carlos Gomez  


La receta que uso el pueblo de Alepo para producir su jabón, parece ser que también viajo hasta el continente africano, donde sus habitantes le dieron un toque muy particular. En Nigeria la tribu yoruba, que poseía un gran conocimiento de la medicina herbaria, empezaría hacer sus primeros jabones, estos para el uso cosmético.  Y aunque algunos de los ingredientes originales hoy en dia han cambiado un poco, el método para fabricarlo sigue siendo el mismo, cáscaras de plátano, vainas de cacao, palmera y los granos de la palma, eran quemados en hornos de arcilla. Las cenizas obtenidas, y el aceite exudado durante el proceso, se mezclaban con agua y posteriormente eran hervidos, dando lugar a lo que hoy se conoce como Ose Dudu o jabón negro de África.

A mediados del siglo 6 antes de cristo, Durante el reinado Nabónido, último monarca supremo del Imperio babilónico, el jabón se preparaba con aceite de sésamo, cenizas y ciprés.
En el siglo 3 antes de cristo en Arabia, se fabricaba un jabón hecho de la siguiente forma, un álcali de potasa, proveniente de cenizas era mezclado en una cocción con aceite de sésamo y limón.
En el siglo dos antes de cristo los chinos encuentran la forma de extraer las saponinas de las cenizas de la centinodia y el ajenjo.
En la ciudad romana de Pompeya, son descubiertos unos restos arqueológicos que dan testimonio de una Antigua fábrica de jabón, que sucumbió ante el rugido del volcán Vesubio, en el año 79 de nuestra era.
                                                               Imagen de Ernesto Jáuregui 


Cuando el imperio romano, gobernado por Rómulo Augusto cayo en el año 467 después de cristo, el uso del jabón quedo casi en el olvido, debido a la desaparición de los baños públicos por una prohibición de la iglesia católica, que los consideraba sitios de pecado y prostitución.

En el año 1000 de nuestra era en china una gran industria florece con la producción y venta de lingotes de saponina hechos con la ceniza de centinodia y ajenjo, ya Para el año 1200, encuentran la forma de utilizar el polvo de algarroba para hacer bolas de jabón, a las que llamaban Feizao, en la actualidad aún se utiliza en china esta palabra para referirse al jabón.


                                                                Imagen de Jacqueline macou

En el año 1370, en Marsella en Francia, se empezaría a producir un jabón excepcionalmente bueno, hecho a base de aceite de olivo, y una mezcla de plantas llamadas barilla que proveían el álcali, y eran muy abundantes en la región. Este fue el nacimiento del famoso jabón de Marsella. Fue a partir del siglo XV cuando nace y se desarrolla la industria jabonera en Marsella.


En este mismo siglo en la ciudad de medina del campo, en España, tenía lugar la feria castellana, reconocidos jaboneros de todo el país se daban cita para ofertar sus productos en esta pintoresca ciudad. Los jabones hechos en la ciudad de Toledo, contaban con gran prestigio, y la denominación de origen, haciéndolos muy apreciados.

El renacimiento con toda su explosión de genialidad, fue una época sucia y mal oliente, a pesar de que ya existían jabones de muy buena calidad para el uso cosmético, por estos tiempos en Europa, la gente solía bañarse muy pocas veces al año. Esta costumbre la trajeron consigo los españoles cuando llegaron a América, en contraste, los nativos de estas tierras, acostumbraban bañarse 3 o 4 veces en un solo dia, esta práctica la encontraron de lo más aberrante los conquistadores.

En 1519 El conquistador Andrés de Tapia señaló asombrado que el emperador azteca Moctezuma Xocoyotzin, el 9º Huey Tlatoani del Imperio Mexica, en Tenochtitlan México se bañaba varias veces al día.  No había nada de extraordinario en este hábito para un nativo de estas tierras, narra el historiador jesuita Francisco Javier Clavijero, quien, de su puño y letra, y con un dejo de asombro escribe “todos se bañaban muy menudo. (Xavier C, 1917)
Los aztecas o mexicas Carecían de un jabón verdadero, pero lo compensaban con el fruto del copalxocotl, Sapindus mukorossi, llamado el “árbol del jabón” por los españoles. Usaban también la raíz pegajosa de la xiuhamolli llamada la saponaria americana, ambas hacían espuma lo suficientemente abundante como para poder lavar tanto el cuerpo como la ropa.  


                                                             Imagen de Ernesto  Jáuregui 
                                                                                                              
En el sur de México y centro América, los mayas no solo tenían conocimiento del jabón, de hecho, ya lo elaboraban cuando los españoles llegaron, testimonio de esto da Bernal Díaz del Castillo, el historiador de las indias mencionó en su obra Verdadera y notable relación del descubrimiento y conquista de la Nueva España, publicada en el siglo XVI, que los mayas tenían un talento excepcional en los oficios, uno de estos oficios era el de jabonero. (Diaz del C., 1632)

En lo que hoy es el estado de tabasco, Chiapas, Yucatán, Campeche, quintana roo, en México y del otro lado de la frontera en Guatemala, Belice, honduras y el salvador, se elaboraba El jabón negro, hoy en dia se le conoce también como jabón de coche, los mayas lo hacían con grasa de cerdo, junto con cenizas de leña y cal, en la actualidad se sigue elaborando con la misma receta ancestral, y aún conserva su tradicional forma de bola.

1575, En Ciudad de México se construye la primera fábrica de jabón, aquí se elaboraba un jabón a partir de un complejo mineral alcalino rico en sosa, llamado tequesquite o sal de tierra, que era extraído del lago de Texcoco, y luego era mezclado con plantas de la región.
                                                                                                                
En 1682 el rey Luis 14, hizo guillotinar a tres fabricantes cuyos jabones le habían irritado la piel, tal parece que este suceso tuvo que ver para que 1688 mediante un edicto se regulara el mercado del jabón de Francia. En el edicto el gobierno propone reglas para elaborarlo, solo se permiten aceites para su fabricación, y el uso de las grasas de origen animal quedo excluida.
 En este mismo siglo empezó en Baviera en Alemania, la elaboración del jabón de manera profesional.
1697 la ciudad de Mendoza en argentina, situada a las faldas de la cordillera de los andes, se convirtió en el más grande centro jabonero de la región. Aquí se producía un jabón de consistencia dura y de color blanco elaborado a base de sebo de ganado vacuno y cenizas de una planta endémica de la región llamadas jume. La acción de las cenizas de jume suavizaba el sebo y se obtenía un jabón más delicado, el jabón que se producía en la ciudad de Mendoza se exporto a Chile y a Perú, e inclusive hay registros de su exportación a California durante la fiebre del oro.

                                                                      Josiah Franklin    

Por el año 1700, Josiah Franklin, padre del presidente Benjamín Franklin, en Boston la capital de Massachusetts, con mucho ímpetu y ansias de progreso, impulsaba la fabricación y el comercio del jabón estadounidense.



 En 1791 el francés Nicolás Leblanc descubrió el modo de obtener sosa a partir ácido sulfúrico, sal común, piedra caliza y carbón vegetal. El método que Le Blanc descubriera, aunque muy contaminante resulto ser muy económico, el jabón que se podía obtener ahora era mucho más sólido y con menos costos de producción. Como consecuencia el precio del jabón bajo de manera considerable, ahora tanto los pobres como los ricos podían adquirir una barra de jabón, y se convirtió en un producto universal.
                                                              Imagen de Ernesto Jáuregui 


Para promocionar las mejoras del jabón, se moldeó el busto del rey de Francia, y sobre él se grabó la siguiente leyenda “Quita todas las manchas”.


                                                                      William Colgate 


En 1806 William Colgate en nueva York, abrió una pequeña fábrica de jabones. Al igual que Procter and gamble, dos siglos más tarde la marca Colgate en fusión con palmolive se convertiría en un icono mundial en la industria de los productos de limpieza y aseo personal.


                                                                         Andrew Pears


Andrew Pears en 1807 en Londres Inglaterra, se lleva el mérito y recibió un reconocimiento por fabricar el primer jabón translucido del mundo para el uso cosmético. El jabón Pears.


                                                                                                    Imagen de Ernesto Jáuregui 


1823 los trabajos del químico francés Michel Eugène Chevreul, sentaron el precedente para que se comprendiera el proceso por el cual se formaban químicamente los jabones, el también conocido como padre de los jabones elaboro la teoría de la saponificación, donde afirma de manera categórica, que el jabón era el resultado de una relación química precisa. ( Eugene CH., 1823) 

                                                                 William Procter y James Gamble

  
En 1837 William procter y James Gamble comienzan a fabricar jabones y velas en Cincinnati Ohio. Dos siglos más tarde Procter and Gamble se convertiría en uno de los más grandes consorcios de la industria de los detergentes.

                                                                    William Mills Wrigley

Para 1860 William Mills Wrigley, padre del empresario chiclero Williams Wrigley JR, En filadelfia producía y vendía su propia marca de jabón.  jabón para fregar Wrigley.
Existe una anécdota digna de contarse acerca de esta familia, y se relata así:

Williams Wrigley JR, empresario, comerciante y vendedor innato, se muda a la ciudad de Chicago con la esperanza de distribuir los jabones que su padre producía, piensa en una estrategia de ventas que consistía en lo siguiente; en la compra de una barra de jabón, ofrecía de regalo a sus clientes un sobre con polvo para hornear, pronto cayó en la cuenta que sus clientes compraban el jabón por el polvo para hornear que obsequia, decide cambiar de producto y empieza a vender polvo para hornear, fiel a su principio, en la compra del polvo para hornear, el empresario regalaba a sus clientes un paquete de goma de mascar, para su sorpresa descubre que la gente le compra el polvo para hornear solo por obtener la goma de mascar. Un día, de buenas a primeras decide mandar al diablo al jabón y al polvo para hornear, y toma una tajante determinación, solo va a comercializar de ese dia en adelante la goma de mascar. Esta es una de las decisiones mejor tomadas por un empresario en toda la historia, pues lo llevaría a convertirse en un icono de la goma de mascar estadounidense.




                                                                                                                  Ernest Solvay

En 1861 Ernest Solvay, estableció las bases técnicas para fabricar sosa en gran escala, el jabón por fin encontró su fórmula definitiva.
En 1876 Fritz Henkel junto con dos socios, fundaron la compañía Henkel & Cie en Alemania, los tres empresarios sacan al mercado el primer detergente sintético hecho a base de silicato con el nombre Universal Waschmittel.
En la cuidad de Portugal en 1894, Rosalvo da Silva Almeida y Manuel dos Santos Pereira, empiezan a producir jabones a base de leche de burra y de cabra. Así nace el 12 de octubre de ese mismo año la compañía Saboaria e Perfumaria Confiança.




                                                                                                             Jabón Sunlight

En el norte de Inglaterra en 1884 una compañía manejada por William lever, comienza a producir un jabón para el uso cosmético, el jabón Sunlight. Este jabón se elaboraba a base del aceite de la pulpa desecada del coco, o de aceite de piñón, lo que lo hacía muy suave y noble con la piel.
En 1920 en México el señor Esteban Gonzalez oriundo de Tepatitlán, un poblado situado en la región de los altos de Jalisco, rodeado principalmente de amigos y familiares, empezaría a fabricar un jabón de lavandería llamado Tepeyac, en un principio el señor Gonzalez vendía su jabón en tienditas y mercados, estos son los inicios de la fábrica de jabones la Corona. Años más tarde, y a pesar de que solo una vez hizo uso de la publicidad para ofertar sus productos, se convierte en la empresa más grande de jabones y detergentes en México.


                                                               

                                                    LOS JABONES MANCHADOS DE ODIO


El jabón que, a lo largo de 5000 años de historia, impulso progreso y bienestar, fue ensuciado por uno de los más aborrecibles crímenes contra humanidad.

En Alemania, Hitler y un puñado de locos con sueños de grandeza, dignos de que dante aligeri los situara en el primer aro del séptimo circulo del infierno, donde se encuentran los violentos, que probaron de la vida a  un semejante (Alighieri, 2018) darían lugar a uno de los sucesos más macabros de la historia, la de los jabones fabricados con grasa humana.



La historia tiene su inicio durante la primera guerra mundial. En abril de 1917 el diario londinense THE TIMES publicó un reportaje donde acusaba a los alemanes de estar elaborando jabón a partir de grasa humana, según el TIMES los cadáveres de los soldados ingleses muertos en combate, eran hervidos por los alemanes para extraerles la grasa que posteriormente era utilizada para elaborar jabones.
Esta noticia, armo un gran alboroto en la comunidad internacional. 8 años después en 1925 el secretario de asuntos exteriores del reino unido sir Austen Chamberlain, se retractaría de tales afirmaciones.


                                                                           Sir Austen Chamberlain


Aquella noticia, Cierta o falsa, quedo grabada en la mente de la comunidad internacional, y volvió a tomar vuelo Después de que la Alemania nazi desató la Segunda Guerra Mundial en septiembre del 1939.
                                           
La gran mayoría de los jabones disponibles en Alemania durante la segunda guerra mundial tenían grabadas las letras RIF, que eran interpretadas por muchos como, Reines Jüdisches fett, que traducidas al español significan, grasa pura de judío.


                                                        Jabón alemán de la segunda guerra mundial

Los alemanes en su defensa argumentaron que el significado de las siglas impresas en los jabones era en realidad Reichsstelle für industrielle Fettversorgung, cuya traducción literal del alemán al español es Centro Nacional para la Provisión Industrial de Grasa.

                                                               Juicio de Núremberg 

Tanto las siglas grabadas en los jabones, como los testimonios, como el de Douglas T. Frost, que asegura que oficiales alemanes a menudo amenazaban a los prisioneros judíos con que serían gaseados y convertidos en jabón, fueron determinantes para que creciera la idea de que el tercer Reich estaba produciendo jabones a gran escala con los cuerpos de los prisioneros sacrificados en los centros de concentración, que por aquellos días se podían contar por cientos de miles.
Sigmund Mazur asistente de Spanner, fue llamado a rendir declaración al respecto de tales hechos en el juicio que se llevó a cabo en Núremberg contra los líderes nazis tras la guerra.  Mazur con voz pausada y dando detalles precisos de los actos cometidos por su jefe dice: El doctor Rudolf Spanner, director del Instituto Anatómico de Danzig, solicitó al Reich que le enviara decenas de prisioneros del hospital psiquiátrico de Konradstein y del campo de concentración de Struthof-Natzweiler para un nuevo experimento. Una vez que los prisioneros estuvieron en el laboratorio el doctor ordenó asesinarlos y hervirlos para que su grasa se desprendiera del cuerpo y pudiera usarse para fabricar jabón (Balboa , 2012)

Finalmente, a Rudolf Spanner no le quedo de otra sino Confesar que las declaraciones de su asistente eran verdad, pero solo acepto haber fabricado entre 10 y 100 kg de jabón. Que fueron destinados a su uso personal y como obsequio para sus allegados.
                                                                                                         
Aunque para muchos de los estudiosos del Holocausto la leyenda del «jabón judío» producido a gran escala es parte del folklore de la época, Para otros es tan claro como el agua que no solo se produjeron tan solo 100 kilos como lo acepto Spanner.
Lo que aun no entiendo es porque los aliados aceptaron tan fácilmente la versión de los implicados, es obvio que nunca iban a dar testimonio real de lo que dentro de las paredes del instituto se llevaba a cabo. Solo aquellos que tristemente terminaron convertidos en una barra de jabón, podrían dar testimonio de la magnitud del hecho.

                                                                      Imagen de Karunasanghvi

La invención de los tensoactivos sintéticos por Henkel en 1907, dieron pie a toda una revolución en la industria de los productos de limpieza a nivel mundial. Para 1950 los nuevos detergentes ya inundaban el mercado, el jabón tradicional hecho base de grasa o aceité y una solución alcalina, que por tres mil años había sido el rey perdió su trono, y quedo relegado a un segundo término, dando paso a toda una nueva generación de tensoactivos sintéticos, estos nuevos productos en sus principios eran demasiado contaminantes para el medio ambiente, en la segunda mitad del siglo 20 fueron sustituidos por otros un poco menos agresivos para los medios acuáticos. 

                                                                       FIN





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   Fuentes


 Eugene CH., M. (1823). Recherches chimiques sur les corps gras d'origine animale. Strasbourg, Paris : F.G. Levrault.

 Alighieri, D. (2018). La divina comedia 35 edición. México: Editorial Porrúa.

 Balboa , J. (2012). LOS GRANDES ENIGMAS DE LA SEGUNDA GUERRA MUNDIAL. Madrid, España : Albor libros.

 De Reyna, C., & De Valera, C. (2009). SANTA BIBLIA ANTIGUO Y NUEVO TESTAMENTO. Salt Lake City, Utah, E.U.A.: Intellectual Reserve, Inc. .

 Diaz del C., B. (1632). historia verdadera de la conquista de la nueva españa. Madrid España: Imprenta del Reyno.

 Jeremías 2:22. (s.f.). Antiguo testamento.

Malaquías 3.2  (s.f). Antiguo testamento


Xavier C, F. (1917). Historia Antigua de México . México : Dirección general de la bellas artes.


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